Material:
Según el material en el que están fabricadas las lentes oftálmicas se pueden clasificar en:
- Lentes minerales: su composición está basada en el sílice (vidrio). Sus principales ventajas son la transparencia, la gran resistencia a ralladuras, y el menos espesor en lentes de altas graduaciones. Sin embargo, son frágiles ante un golpe o impacto y de mayor peso que las lentes orgánicas. Están recomendados para usuarios que trabajen en condiciones de mucho polvo, arena, etc.
- Lentes orgánicas: las lentes orgánicas están fabricadas con polímeros plásticos. Son lentes muy resistentes a la rotura, y muy ligeras, por lo que actualmente es el material primera elección en el 80% de los usuarios adultos y prácticamente el 100% de los niños.
- Lentes de policarbonato: las lentes de policarbonato ofrecen gran resistencia al impacto, siendo por ello el material de elección para gafas de protección laboral y protección deportiva. La calidad óptica de estas lentes es ligeramente inferior a los otros materiales, por lo que su uso queda reducido a actividades de alto impacto.
Índice de refracción:
En optometría se utiliza el índice de refracción para definir la densidad del material con el que está hecha la lente.
Las dioptrías de una lente oftálmica son el resultado de la relación entre las curvaturas de ambas caras y la densidad del material.
Para una misma potencia, cuanto más denso sea el material, menos curvas han de ser las caras de la lente y por tanto, esta será más fina.
En potencias bajas la reducción de espesor es mínima pero resulta significativa si la lente tiene una potencia elevada.
Los índices de refracción más utilizados son: 1.5, 1.6 y 1.67 aunque también están disponibles: 1.74, 1.8 y 1.9
La selección del índice de refracción debe ir acompañada de una buena elección de la montura en la que se van a montar los lentes oftálmicos para poder optimizar el espesor.